Un estudio del cráneo de una mujer de Tlailotacan, de 1.600 años, hallado en las excavaciones de Teotihuacán ha descubierto una osamenta con adornos de metal y una prótesis de piedra verde.
El antropólogo físico Jorge Archer explica que los incisivos centrales también están horadados y lucen dos incrustaciones de pririta, un mineral metálico. “Se tuvo que hacer un taladrado en el esmalte, una técnica reportada en la región de Petén [hoy Guatemala] y Belice”.
El equipo investigador está tratando de resolver el tratamiento que se le dio a la pririta pues está bien conservada a pesar de tener una tendencia a oxidarse rápidamente. “Parece que tuvo esa incrustación por más de cuatro años con un tratamiento muy exitoso porque no le generó problemas bucales”, agrega Ortega. Lo mismo sucede con la gran piedra verde que tiene en el sitio de los incisivos inferiores, que muestra desgaste y uso, por lo que acumuló restos de sarro.
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